lunes, 15 de julio de 2013

De repente me acorde de un sueño


Y el absurdo es como esas flores blancas
azules
púrpuras
que flotaban en un jardín onírico
y cuando me acercaba a olerlas desaparecían detrás de un humo pálido
esas personas milenarias sentadas en bancos corroídos por el tiempo del sueño
o por el tiempo del insomnio
expresando palabras inaudibles
camino
siento el pasto mojado y frio bajo mis pies
entro en un salón gigante
con arañas colgantes
paredes doradas y mármol
mujeres ancianas y hermosas
cargadas de joyas
inmóviles
me miran con ojos vacíos
sigo caminando
cambiando de un salón dorado a paredes toscas y gastadas
hasta llegar a un último jardín
y ahí me pierdo
para siempre.