viernes, 1 de marzo de 2013

Reflexión sobre una especie de proceso.


Es increíble como las sensaciones, sin forma, quedan guardadas, haciendo un tumulto adentro del cuerpo, susurrando todas juntas.
Sabes que están ahí, como volcán dormido.
Hasta que de a poco van ordenándose, al pasar los días, como si una parte de uno mismo hubiera estando trabajando sobre ellas en silencio. Salen cuando están preparadas, cuando ya pueden adquirir una materialidad en forma de palabras, una concreción. Como los sueños, que toman forma, cara, color, después de un rato.
Algunos dragones se acurrucan adentro del pecho hasta escupir fuego por la boca y abrirse paso en un torrente de palabras.




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